Querido príncipe:
Viendo los acontecimientos de estos últimos días pienso en ti y en cómo serás de mayor. Por supuesto serás lo que tú quieras ser y yo te apoyaré en todo lo posible y sobre todo procuraré que continúes siendo la bella persona que hoy eres.
No me gustaría que crecieras y perdieras el respeto que a día de hoy tienes por todas las personas, sean hombre o mujeres. No quiero que crezcas y te conviertas en un hombre que está por encima del mal y el bien, que cuando pases ante una mujer bella te gires pensando o diciendo cualquier barbaridad, que la veas como a una igual y no sólo un cuerpo bello.
Que jamás salgan de tu boca esas palabras de mía o de nadie, que te creas superior por ser hombre o que alguien tiemble y tema tu presencia.
Me gustaría que crezcas y sigas siendo mi salvajito, al que poco le importa que le digan que jugar a las cocinitas y llevar un coche de bebé no es de niños. El que me pide llevar un quiriqui en su pelo cortito llamando la atención por donde va y sin ser consciente de ello. Que sigas viendo a tu hermana como una heroína porque dudo que ella quiera a alguien más que a ti.
Que aunque seas un poco vaguete a veces no te importe ayudar en lo que sea, que no te falte un beso para los que quieres y que nunca se acaben esas ganas por descubrir todo el mundo y comértelo.
En resumen, espero que cuando crezcas seas como papá.
Ah! y que esas pestañas sigan enmarcando tu mirada dulce y noble.
Te quiero mi chico.
María P.
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