Estrellas sin luna

  Pues este mes me quedo con que seguimos celebrando cumpleaños.  Y puede resultar muy simple pero para mí es toda una alegría saber que seguimos cumpliendo años juntos.  Y eso que ni los 46, ni por supuesto los 13 me corresponden a mí. Salvajita y yo nos vimos la peli de Red y que quieres que te diga, mola verla con ellos.  Se ha escrito mucho sobre ella, yo sólo añadir que no trata solo del período. Un juego de pistas que ha aparecido en Lugo cuyos autores permanecen en el anonimato. Muy grandes en Málaga con el semafóro en homenaje a Chiquito. La noticia eco: La UE quiere terminar con el fast fashion en 2030 , obligando a fabricar prendas más duraderas y reciclables. Para cuando sientas que todo está mal y no puedas, visualiza  este documental  y cambia de perspectiva.  (Confieso: he vuelto con el Gabinete de Curiosidades desde la primera temporada para reencontrarme con nuevos detalles) Me gusta compartir estas newsletter de reflexiones , en algunas pienso que podría haberla esc

  enlace Este sábado se celebra el Día del libro y para mí es un día importante en el que me gusta regalar algún libro a la gente que quiero y sobre todo que le guste leer.   Así que se me ha ocurrido que era una buena idea proponerte libros que puedan gustar según el tipo de persona.  No voy a poner enlaces porque lo mejor es comprarlo en tu librería de barrio pero si no, con el título y autor lo encontrarás seguro.

  Tus manos adquieren poderes sanadores y tranquilizadores. No, no estoy metida en una secta pero si he detectado que cuando te conviertes en padre/madre, o adulto al cuidado de pequeños/as salvajitos/as, tus manos adquieren un poder sobrenatural.   Una vez confesé que en un momento difícil de mi vida una de las cosas que me devolvió a mi propio ser fueron las manos de mi madre acariciándo mi frente.  Sí, por entonces tenía cerca de 30 años pero fue sanador y era lo que necesitaba, volver a ese lugar donde de niña me sentía segura.  ¿Qué cosas, verdad? Pues con uno de mis salvajitos me he dado cuenta que también lo necesita, puede estar jugando sin acordarse de comer que de repente viene hacia mí, se pone a mi lado y yo instintavamente le acarició su pelo y su frente, unos segundos, él se marcha y yo sigo con lo que estaba.   Cuando se van a dormir, me gusta quedarme un ratillo con ellos después del cuento y en ocasiones parece que el sueño tarda en llegar y es en esos momentos cuando

  Teníamos pendiente la visita a La Hiruela, ahora que parece que la situación pandémica empieza a relajarse el pueblo ya no está tan saturado como cuando no se podía salir de Madrid y los habitantes del pueblo se vieron sobrepasados por el aluvión de madrileños. La Hiruela es un municipio que se encuentra a más de una hora de la ciudad de Madrid por eso que nosotros hayamos tardado tanto en encontrar la ocasión para visitarlo.  El día que elegimos no era  precisamente soleado, llovía y hacía frío, pero la visita mereció la pena.