En el libro de Niñas a Leyendas aparecía ella y recordé la noticia de dos años atrás. "Blanca Fernández Ochoa desaparece en la sierra madrileña" nuevamente me pregunté que es lo que había pasado. La anterior semana aburrida viendo que no echaban nada en la televisión miré que había en la sección de Documentales y me encontré que había uno de ella denominado Blanca.
Era el momento de saber que había pasado.
Blanca era la sexta de los 8 hermanos Fernández Ochoa y para mi sorpresa nació en Carbanchel no pertenecía a una familia adinerada. Al poco de nacer toda la familia se trasladó a Navacerrada donde sus padres fueron contratados para trabajar en la estación de esquí. Aquí llegó el vínculo del apellido Fernández Ochoa y la nieve.
Ellos se criaron en la nieve, aprender a esquiar era algo inevitable, aunque a Blanca no le gustaba mucho pasar frío. Tras el éxito de su hermano Paco, y el despunte de Blanca en sus primeras carreras con 11 años se fue al centro de entrenamiento con internado para desportistas de invierno en Baqueira Beret.
Allí Blanca lloraba mucho, añoraba su vida anterior y dicen que las chicas mayores de la escuela la llamaban haciéndose pasar por su madre para animarla. Mejoró mucho su nivel y las victorias continuaron llegándo a proclamarse campeona del mundo con 22 años.
En 1988 en los Juegos Olímpicos toda España estaba con ella, era la clara favorita, lo tenía todo para ganar, pero se cayó... y sus oportunidades con ella. Si ves el documental descubrirás que es lo que ella cree que la hizó caer.
La periodista Olga Viza la consolaba en su hombro, su hermano Paco que lo estaba retransmitiendo junto a Matías Prats llora desconsolado.
Cuatro años más tarde volvería a intentarlo y se llevaría la medalla de bronce, proclámandose la primera mujer española en conseguir una medalla olímpica.
Blanca abandonó la alta competición, tuvo dos hijos y fue diagnosticada como bipolar. Los hermanos la cuidaban pero temían todos los otoños por ella, porque en esos momentos sus fuerzas de campeona flaqueaban y era capaz de lo peor.
En agosto de 2019 ella misma decidió acabar con su propia tortura, en las montañas donde fue feliz.
Sus dos hijos están vinculados al deporte; Olivia es jugadora profesional de rugby.
María P.