Siendo el mes de marzo tan significativo para el feminismo llevaba días pensando a quien dedicar el post este mes. Mi intención era elegir a alguna mujer muy significativa y reivindicativa pero luego me entraban las dudas.
Este 8 de marzo ha sido muy controvertido con extremos que no comparto ni por un lado ni por otro, pero todos sabemos que en todas las luchas hay personas más extremistas que con esa intención hacen un flaco favor a la causa. También es de interesad@s y bob@s quedarse con esa minoría para echar por tierra una lucha justa que solo busca IGUALDAD, única y exclusivamente.
Así que para poner un poco de humor a este debate mi elección es Catalina de Erauso, te invito a conocerla porque aburrir ya te digo yo que no aburre.
Catalina de Erauso era una donostiarra del siglo XVII tiempo en el que la mujer no era más que la sombra del varón, pero esta niña no sería como todas las demás. Según se cuenta con 4 años la dejaron como novicia en un convento. Harta y desesperada de aquella vida decidió escaparse pero la encontraron y la devolvieron al convento. En su siguiente escapada decidió que no la volverían a coger, de manera que en ese mismo momento decidió convertirse en un hombre.
Adaptó sus ropas y su imagen a la de ellos para poder pasar desapercibida y vivir la vida que quería. Durante su época en Donostia trabajó en la casa de un pariente lejano, robo una considerable cantidad de dinero y se marchó a Valladolid donde siguió con sus pequeñas fechorías llegando a ser encarcelada.
Perseguida en España decidió partir a las Américas embarcandose como brunete y sin ser descubierta en su condición de mujer.
Empezaba una nueva vida en otro continente pero Catalina decidió mantener su imagen masculina quizás la razón fuese su supuesta homosexualidad.
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En sus años en Perú tuvo una trifulca con un caballero dejándole herido en el rostro y al otro en su torso. Pasado el tiempo los dos heridos volvieron a dar su merecido a Francisco (como se hacía llamar) pero en aquella ocasión encontrarian la muerte a manos de la novicia. En esta ocasión nuevamente su jefe la sacaría de la cárcel mandandola a trabajar a Lima.
En Lima mantuvo relaciones con la sobrina de su jefe lo que le costaría el despido, sin dinero ni techo decidió reclutarse como soldado. Durante cuatro años lucho contra los indios mapuches llegando a ser Alferez, después de su periplo en el ejército siguió su vida entre juegos de cartas, promesas de matrimonio a mujeres e innumerables trifulcas.
Al final de sus aventuras en el nuevo continente fue descubierta y viéndose juzgada a una muerte segura pidió entrevistarse con el obispo reconociéndose como monja (aunque solo fuese novicia) y contándole todas sus aventuras y junto a la confesión de que era una mujer.
Fue perdonada y regresó a España, siendo reconocida como la "Monja Alferez" y famosa por la población. Estuvo dos años en Madrid haciendo dinero y finalmente terminó sus días volviendo a América y muriendo allí.
¿Qué te ha parecido la vida de Catalina? Cuánto menos divertida ¿no?.
María P.