El domingo salía de casa sola y una vecina me preguntó que dónde había dejado a los peques; no sé si lo mismo se lo hubiesen preguntado a mi pareja si hubiese sido él quien salía del portal, pero independientemente de ello contesté que se quedaban con papi y yo me iba corriendo.
Y de una vez por todas no tuve remordimientos, porque pese a que separarme de mi pequeñín me suponga estar casi abriendo la puerta con él mamando para que aguante lo máximo posible y casi llegar tarde, sé que merece la pena.
Porque cuando eres madre o padre o trabajador o lo que seas casi al 100x100 hay momentos que necesitas tu espacio. En mi caso necesito dejar de ser todo el rato la mamá de Alicia y Diego para pasar a ser María, sin más.
Por eso hoy solo te propongo la idea de que tengas al menos un rato a la semana para ser tú y disfrutar de aquello que te guste fuera del ámbito diario.
A mí por supuesto que me gusta jugar con princesa, hacer reír a mi enano y compartir confidencias con mi chico; pero a veces tengo la necesidad de sentirme libre y sé que eso es bueno. Porque si yo estoy feliz ellos estarán felices. De esta manera me doy la oportunidad de poder echarles de menos y volver con energías renovadas.
Y tú, ¿tienes reserva de tu tiempo? ¿a qué lo dedicas? Cuéntame que lo mismo me apunto.
María P.