He titulado así la entrada porque eso decía mi padre: Todo tiene solución salvo una cosa. Hablemos de la muerte. Éstas palabras en según que personas y ámbitos pueden causar un escalofrío y que otras personas te miren como una loca. Pese a ser algo natural por lo que todos pasaremos sin excepción, donde no importará el dinero, lo bueno que seas o las desgracias que hayas causado, la muerte es tabú. Preferimos ignorarla, hacer oídos sordos y pensar en ello cuando ya ha caído como una jarro de agua fría.
Yo no fuí consciente de verdad de lo que es la muerte hasta que llegó la de mi padre. Considero que lo duro de verdad cuando falta un ser querido es las semanas siguientes, cuando inconscientemente vas a llamarle y recuerdas que no va a contestar tu llamada, cuando crees haberle visto en la calle o cuando te levantas pensando en si ha sido verdad.
Mi hermano habla del año de las primeras veces... las primeras vacaciones sin esa persona, la primera vez que no puedes contarle algo que te importa, la primera vez que no recibes su felicitación de cumpleaños, o las primeras Navidades que duelen a rabiar.
Y en toda esta sensación de abandono y vacío por la que se pasa me hablaron de un libro Tanatología tibetana para no budistas: Una guía práctica para preparar y acompañar la muerte. El título puede asustar pero creo que es un poco burdo vivir de espaldas a la muerte. El libro trata de ser una explicación del proceso que pasa nuestro cuerpo y mente cuando abandona esta realidad; no es un libro religioso si no una adaptación a la mente occidental. No trata de dictar dogma pero sí de normalizar la muerte y convertirte en un buen acompañante a la vez que tomas consciencia de que es una realidad para todos.
Y cuando estoy con un tema parece que todo lo relativo a ello se refleja y así escuche el podcast Asistolia: la muerte desde dentro. En él Aimar Brestos te enseñará por diversos episodios desde la autopsia, a los tanatopractores o el velatorio. Y cuando lo escuchas pues te confieso que a veces se te pone el bello de punta pero entender su trabajo y lo que sucede con la muerte hace que todo te parezca más humano, más llevadero y aprendas a enfrentarte a ello.
¿Se puede hacer humor de la muerte? Te aseguro que cuando pienso en la de mi padre no me viene ninguna risa pero entonces me encontré con Esto no está pasando de Carmen Romero en el que la cómica cuenta el fallecimiento de su hermano por suicidio y lo que viene después, todas esas primeras veces, todo ese sentimiento de sentirse perdido, todo ese desasosiego que te ahoga porque no entiendes nada. Lo hace desde el humor y te aseguro que aunque pueda parecer macabro yo me reí y mucho. Porque todos los sabemos que en los velatorios se cuentan los mejores chistes.
Todo esto no es más que una reflexión porque al final este es mi espacio y pongo lo que vivo. Reconozco que estas lecturas y el podcast me han ayudado a sanar, también me han evidenciado cosas de las que no tenía constancia y que probablemente hice mal, porque nadie te habla de la muerte. También he llorado porque he revivido muchos momentos. Te recomiendo todo, desde el podcast a los libros para dejar de tener miedo para normalizar y poder ayudar.
María P.