Creo que una de las razones por las que me anime a escribir este blog fue poder contar esta experiencia, sólo con la idea de ayudar a aquel que lo pueda necesitar. La primera vez que escuche hablar ello fue a mi amiga Laura, me contó que su prima al tener a su primer hijo no sintió un amor incondicional nada más verle, sino que le llevo más tiempo. Yo no dije nada sobre su relato, pero para mí pensé que eso era imposible, que hay que estar loco para no morir de amor nada más ver a tu hijo. Pocos meses después tuve a mi primera hija, fue un parto duro pero tuve una niña sana y más que deseada. Los días de hospital fueron normales, entre visitas y papeleo pasaron las escasas 48 horas que permanecí allí. En el momento de llegar a casa y encontrarnos los tres solos los miedos empezaron a hacer mella en mí. De repente no paraba de llorar, no estaba a gusto con mis sentimientos y todo me venía grande. Me arrepentí de ser madre . Es duro decir es
Espacio de inspiración y creatividad.