En el mes de octubre volvieron a abrir el Museo del Traje y ante un fin de semana pasado por agua nos escapamos a conocer este museo de Madrid que hasta final de año tiene entrada gratuita.
El museo consta de un paseo por la moda desde el siglo XVIII hasta el día de hoy, en donde hay piezas muy delicadas que es un reto poder seguir conservando.
En la entrada del museo los domingos a las 12:30h hay una pequeña charla sobre el modelo escogido del mes donde se explica su historia y detalles del mismo.
No es un museo dedicado para la visión infantil por eso es buena idea ayudarles a comprender la moda de la época, reconocer los trajes de cada región según la zona del país y el frío que hace allí. Para mis pequeños era muy curioso descubrir lo que llevaban las mujeres debajo de los vestidos para hacer la forma de la falda o los primeros trajes de baño.
Muchas de las vitrinas además de exponer los vestidos y trajes también tienen objetos de la época que lleva a aprender más de la historia como los zuecos que se ponen con zapatos para trabajar en el campo o los primeros juguetes infantiles.
En esta imagen nos resultó muy curioso descubrir como era la Nivea de hace años y en la misma vitrina había una muñeca automáta y pequeños botes de perfume.
Según avanzas en la exposición descubres como de la exclusividad de los trajes se pasa a la moda general, con la entrada de la televisión, y como la figura del sastre se ve desplazada ante las tiendas de ropa talladas.
El Museo del Traje no lo considero el mejor museo para ir con niños a nivel divulgativo pero reconozco que al menos pueden moverse libremente si la mirada amenazante de un/a vigilante de sala en el cogote.
Es un buen plan de lluvia en el que más de lo que vean en el mismo museo les importará aquellos que tú les cuentes y quieras destacar.
Al final de la visita hay una pequeña pasarela donde podrán sentirse modelos por un rato.
Aquí aprovecho para contarte que ante la idea de ir a un museo mi salvajito dijo aquello de "Eso es un aburrimiento". Teniendo en cuenta que no me apetecía nada ver llover desde el cristal de casa le dije que podía llevarse una libreta para dibujar aquello que le llamase la atención, él accedió.
Yo misma pensé que no iba a servir de nada y que le aguantaría su continuo
-Vámonos a casa- durante toda la visita; pero fíjate que a veces lo más tonto puede hacer que estuviese entusiasmado en dibujar todo lo que le sorprendió en cada sala del museo.
Así que aquí te dejo la idea por si te puede servir la próxima vez que quieras ir de museo con los pequeños/as de la casa.
María P.