Una vez más traigo una nueva razón por la que tener hijos mola y en esta ocasión son... sus primeras palabras.
Es un momento único y que debes disfrutar (como todo) porque no durará para siempre y es muy divertido. Mi príncipe tardo un poco en lanzarse a hablar creo que fue porque nosotros respondíamos a sus deseos con el segundo reniego que salía de sus labios ya que el llanto de mi pequeño taladraba mis oídos. Lo sé, no es la mejor educación pero para nosotros era las más fácil de llevar.
Desde la guarde nos dijeron que ya debía arrancarse un poco más así que empezamos a pedirle que dijese las cosas por su nombre. En menos de un mes Diego ya parloteaba por los codos y ahora que está lanzado nos partimos de risa intentando descifrar qué dice, mientras con su lengüita de trapo nos lo repite muy serio porque debe ser que él se entiende perfectamente.
Gracias que tenemos a la mejor traductora, su hermana.
Y sí, este momento llega y pasa como todos, pero es muy divertido. Crea momentos inigualables como que vayas sufriendo porque al pequeño le apetezca "fruta" y temas que lo diga a voz en grito porque para él nombrar a la fruta se asemeja más a las mujeres que trabajan de noche.
Y yo me lo como a besos cuando me pregunta sus cositas y para reafirmar mi respuesta me contesta ¿chi? (sí, para nosotros) o cuando después de lanzar a la muñeca lo más lejos que pueda va corriendo a ella y le pregunta eso de ¿Tà men queca? (¿estás bien muñeca?)
Imagino que también llegará el momento en que quiera que se callen pero hasta que ese día aparezca voy a esforzarme por entenderles y hablar bien.
Cuéntame tu razón si te apetece en los comentarios...
María P.