Como contaba hace un par de semanas en el blog me apetece enseñarte Madrid desde mi punto de vista y que conozcas cosas que no vas encontrar en las guías oficiales, cosas sencillas que gustan por ser meramente así.
El capítulo de hoy está dedicado a la Plaza Mayor de Madrid que para algo cumple 400 años y es uno de los lugares mágicos de la ciudad. Nos disponemos a entrar desde la Puerta del Sol por la Calle de la Sal encontrándonos un simpático relojero que cada 15 minutos tiene una melodía con la que indicarte que el tiempo pasa para todos.
La Plaza Mayor en sí está llena de historia que puedes encontrar en multitud de sitios; yo te cuento que el caballo de Felipe III (en la foto) durante mucho tiempo fue un cementerio de gorriones que entraban por su boca y luego no podían salir, ahora la boca está sellada para que no ocurra lo mismo.
En una de las 10 puertas que da acceso a esta maravillosa Plaza se encuentra el conocido Arco de Cuchilleros cuyo nombre oficial es Calle de la Escalerilla de Piedra; para mi este sitio tiene un significado muy especial pero aquí también se encuentran Las Cuevas de Luis Candelas con su larga tradición, del que cabe destacar que jamás manchó sus manos de sangre.
Claro está que ir a la Plaza Mayor y no comer un bocadillo de calamares es como ir a Asturias y no probar el cachopo, inconcebible; en este caso pásate por la entrada de la Calle de Ciudad Rodrigo y entra en Casa Rua, la de veces que me habrá traído aquí mi padre.
Si sales por esta misma calle dejando atrás la Plaza encontrarás El Mercado de San Miguel del que ya se ha dicho todo, pero es cierto que merece darse una vueltecilla por él y tomarse un vermut de grifo con su correspondiente aperitivo.
Y si esperabas alguna cosilla para hacer con los peques no muy lejos de la Plaza Mayor de Madrid está la casita del Ratón Pérez, en Arenal, 8, pero de esto ya hablaremos otro día largo y tendido.
Así que venga, si no tenías plan para este puente, disfruta de Madrid y redescúbrela.
María P.