Hoy, en el día de tu 70 cumpleaños confieso que a veces me sorprendo a mí misma buscándote por la acera cada vez que paso cerca de casa, me gustaba gritar PAPÁ muy alto y desde lejos, para que tú me buscases y yo diese saltos y aspavientos para que me vieses. Ahora me doy cuenta que siempre me he sentido tan orgullosa de ser tu hija que quería que todo el mundo supiese que Juan Manuel (Manolo) es mi padre y menudo padre.
Viviste e hiciste lo que querías y sí a veces te pudiste equivocar o no actuaste como otros esperaban, pero era tu decisión y sabías lo que hacías. Ahora que echo la vista atrás me doy cuenta que los niños y yo llevamos nuestro apellido con mucho orgullo porque lo heredamos de ti y eso significa que si estás seguro de ti mismo no hay nada ni nadie que pueda vencerte.
Me asaltan las lágrimas y siento que la cabeza me explota de pensar que la próxima vez que vaya a la playa no podré pasear contigo por la orilla hablando de esas cosas que solo nos decíamos tú y yo. Que las reuniones familiares ya nunca más estarán completas y que no volveré a escuchar tu voz.
Pero seré fuerte y recordaré todos los momentos maravillosos que hemos pasado, intentaré hacerte caso en todo lo que me decías y día tras día les recordaré a mis salvajitos que el abuelo les quería con locura.
Todas las demás cosas me las quedo para mí.
Hasta siempre papi
María P.