Alguna vez habrás escuchado eso de que los planes improvisados luego son los mejores, pues aunque yo no sea una gran amante de la improvisación reconozco que estos planes molan mucho.
Sábado, buen tiempo y sin ningún plan a la vista. Puedes recurrir a tu lista de deseos de sitios donde ir y elegir uno o puedes tomártelo con calma, relajado y recurrir a lo sencillo. Pegas un toque a unos amigos, propones un picnic y en un par de horas te presentas en el campito más cercano de casa a disfrutar y estar tranquilo.
Los básicos de un picnic improvisado son:
- Mochila de picnic, tendrás todos los platos, cubiertos y demás utensilios solo con coger la mochila.
- Comida de batalla: unas latas, un poco de embutido, la fruta, unas bolsas de algo y bebida fresquita.
- Unos amigos que se les de bien la tortilla española, no hay picnic que se precie sin su correspondiente tortilla.
- Manta para que los más pequeños puedan jugar, echarse la siesta o lo que quieran.
Los resultados son:
- Comer relajado.
- Darte cuenta de que los tomates en el campo cogen mejor sabor.
- Que los chicos disfruten corriendo, cogiendo palos y haciendo la croqueta, que para eso es el campo.
- Siesta del pequeño de más de una hora.
- Ir cogiendo color para la primavera.
- Tus hijos rotos de cansancio y sin siesta, deseando una ducha y dormir en su camita.
Así que aunque los grandes planes de coger el coche y conocer cosas nuevas están genial, te recomiendo que de vez en cuando te lo tomes con calma y disfrutes de las cosas más sencillas y que tienes al lado de casa.
¿Hacemos un picnic?
María P.