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Los beneficios del yoga



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Por fin he encontrado el momento y la serenidad para escribir este post que tanto tiempo llevaba pendiente, hoy te cuento de manera personal todos los beneficios que ha supuesto para mí la práctica de yoga.  Insisto en que es una experiencia personal y no profesional.

Desde la infancia he practicado ejercicio físico en mayor o menor medida pero al llegar los hijos el tiempo para poder salir de casa y dedicarme a mí misma fue aminorando y siempre había otras preferencias antes que yo.  Hace tres años mi estado físico estaba en uno de sus peores momentos y mi estado emocional estable, aunque necesitaba volver a encontrarme conmigo misma recuperar esas sensaciones que conseguí a través de la meditación.

Y si pudiese resumir todo el post en una sola frase para mí el yoga es reconocerse a uno mismo, amarse y respetarse.




Voy a desarrollarlo un poco más pero de verdad que esa es la clave, luego con eso vendrá muchas otras cosas buenas y serás consciente de que no solo eres un cuerpo si no que emites energía, sentirás también la energía de tu compañero de yoga y te preguntarás si ese calor que te llega de sus manos son imaginaciones tuyas o es que lo que de verdad sientes; que te está transmitiendo toda su luz.  Y así un montón de cosas más que al principio te rallan pero que poco a poco cobran sentido.

Si tú practicas yoga o si empiezas y ves que al cabo de unos meses no has sentido algo en tu cuerpo es muy probable que el problema esté en tu maestro y en cómo te transmite el yoga.  Insisto una vez más que esto es mi opinión personal  (no soy profesional en la materia) pero siempre que alguien me pregunta le digo lo mismo: No tienes que ir a la clase más cara, ni a la más barata, tienes que encontrar un maestro que te transmita, el resto viene solo.

Porque el yoga no es una postura bonita mantenida durante 5 segundos, apretando los dientes, con el atardecer de fondo mientras te hacen una foto.  Que también te digo que hay algunas muy chulas.

Foto de JD Mason en Unsplash


El yoga es encontrar tu centro (centrarte), mover tu cuerpo siendo consciente de cada parte de él, siendo un todo, sin forzarlo y RESPIRAR.  Probarte cada día un poquito más, estar presente en el momento de tu postura comprobando que no estás tensando los hombros o apretando la mandíbula, si no que estás disfrutando de las sensaciones, que estás siendo consciente de toda tu energía y que respiras.

Tranquil@, todo esto no llega el primer día de práctica, si echo la vista atrás yo creo que tardé más de un año en apreciar la grandeza del yoga y todavía estoy en pañales.  Pero esto es otro de sus encantos; que puedes disfrutar durante todo el tiempo del aprendizaje, que será el tiempo el que te proporcione la sabiduría.

Lo que te quiero transmitir es que el yoga no consiste en que consigas tocarte la punta de los pies sin doblar las rodillas o que tengas marcado un reto de ese tipo, si no que se trata de conocerte, de avanzar a través de tu mente de lo que vas a ser capaz.  

Si me voy a lo práctico yo confieso que el primer día de yoga me sentía el patito feo, el resto de compañeros tenían un físico mucho mejor que el mío (tampoco es difícil) y ellos movían músculos que yo dudaba que estuviesen en mi cuerpo.  Eso sí yo me esforzaba por intentar estar a la altura y exponía a mi cuerpo a la rigidez que fuese necesaria.  Al final de la práctica llegaba el momento de la relajación que a mí quizás me ponía más nerviosa.  Pero la despedida con el Om me hacía sentir que quizás estaba entrando en una secta y no era consciente.

Postura del perro boca abajo


Ahora tres años más tarde te confieso que necesito el yoga en mi vida.  Que necesito hacer la postura del perro boca abajo (esa que al principio me hacía ponerme roja y rogar que terminase pronto) porque me permite estirar toda mi espalda y centrarme.  Que sé que la vela es probable que nunca pueda hacerla porque no soy capaz de aguantar mi peso con mis brazos pero que no me importa.  Que para conocer como estoy hago respiraciones completas llenando de oxígeno mi tripa y mis pulmones y que en base a mi respiración soy consciente de mi estado y lo que es aún mejor con mi respiración soy capaz de cambiarlo.

No quiero dejar de añadir que con la práctica de yoga también obtendrás mucha fuerza  pero no sólo en tus brazos o piernas si no que será de manera general, en todo tu esqueleto.  Que también se suda (sin necesidad de hacer "bikram" yoga a 40º) pero que te marcharás llena de energía y que al final el yoga no será solo tu momento de los martes y jueves por la tarde si no que estará presente todos los días.

Termino el post porque no sé si alguien me leerá hasta el final pero no me puedo marchar sin agradecer a mi maestra Glacibel todo lo que ha conseguido conmigo y todo lo que me aporta.  Es porque la conozco a ella que amo el yoga y que soy muy consciente de que tener un buen maestro es fundamental para la práctica.  De verdad GRACIAS.

Y lo dejo aquí, porque podría tirarme otro rato pero no me quiero exceder.  Otro día de inspiración trataré los beneficios del yoga en los niñ@s.

Y a tí que me lees, animarte a que des el paso y empieces a ocuparte del presente y dejar de pre-ocuparte.  (esta es una de mis muchas enseñanzas del yoga).

Namasté.

María P.






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